Las fotografías de manifestantes con los rostros ensangrentados y activistas tendidos contusos en el asfalto se han vuelto comunes en los periódicos en Paraguay, bajo la conducción del obispo Fernando.
Hace ya siglos que Plutarco advirtió que la moral se ha convertido en un insulto a fuerza de confundir moral y represión.
Fernando Lugo está demostrando ser un alumno aventajado de Alvaro Uribe, su principal asesor en temas relacionados a la represión policíaca. No pasó mucho tiempo para que luego de firmar acuerdos con el presidente colombiano, y de visitar a George W. Bush para la última foto del más desprestigiado presidente de la historia, el obispo responda a una manifestación de grupos que apoyaron su candidatura para lograr la presidencia del Paraguay, con una brutal represión policíaca.
Casi un centenar de manifestantes resultaron heridos entonces durante una represión policial registrada ante la sede de la Fiscalía en Asunción (capital paraguaya), en torno a la segunda jornada de protestas de grupos de campesinos y organizaciones civiles del Frente Social y Popular,un núcleo de activistas que hoy debe encontrarse profundamente arrepentido de haber apoyado al clérigo represor.
Numerosos heridos y contusos en grave estado fueron llevados de urgencia al Centro de Emergencias Médicas tras sufrir contusiones y heridas por proyectiles de goma disparados por los agentes antidisturbios, medidas aplaudidas por los referentes del neoliberalismo en Paraguay y por la prensa ultraderechista vinculada a las redes de control social montadas por la embajada norteamericana de Asunción.
El violento episodio se sumó a las detenciones de campesinos sin tierras que se vienen dando por centenares, y a las denuncias de torturas hechas por los activistas de Derechos Humanos. Los manifestantes también fueron desalojados de la Fiscalía con gases lacrimógenos y camiones con cañones de agua, entre violentos garrotazos.
El dirigente del Movimiento Campesino Paraguayo (MCP), Belarmino Balbuena, aseguró entonces que los campesinos no provocaron a los uniformados, "estabamos sentados haciendo guardia cuando la policía antimotines llegó atropellándonos, ellos nos agredieron sin razón", indicó. Sin embargo, el comisario Machado dijo que el enfrentamiento comenzó tras el atropello de los manifestantes que querían ingresar a las oficinas del Ministerio Público, una controversia que era frecuente en tiempos de la dictadura anticomunista.
Antes de la agresión policial, Marcos Ibáñez del Frente Social y Popular leyó un documento donde el movimiento campesino acusó a las autoridades, de haber perseguido "tenazmente" a los luchadores sociales, "encarceló y reprimió a miembros de organizaciones campesinas en nombre de su Dios, la propiedad privada, y la riqueza mal habida que colocó por encima de la vida humana".
El mismo añadió en tono aun más severo, que el Fiscal General Candia Amarilla apaña una red de corrupción y de mafia, que continúa ahora bajo el gobierno del obispo Fernando Lugo, por lo que exigen que se aparte del cargo y de paso a los cambios en la justicia paraguaya.
Los manifestantes, que se concentran en una plaza pública del centro de la Asunción, también tenían previsto marchar durante esa jornada hasta las sedes del Congreso y del Poder Judicial.
El Frente Social y Popular inició entonces una protesta de tres días simultáneamente en siete departamentos ante la falta a su palabra del obispo.
Esta protesta se llevaba a cabo en momentos en que varios grupos de campesinos "sin tierra" de San Pedro eran violentamente reprimidos en defensa de las haciendas de empresarios agricultores, principalmente de opulentos agroexportadores brasileños, quienes se dedican al cultivo mecanizado de la soja siguiendo el modelo de la transnacional Monsanto.
La sangrienta represión de sin tierras y activistas sociales ha sido difundida incluso por Telesur, un canal televisivo vinculado al socialismo del siglo XXI, del cual se dijo con insistencia que el obispo Fernando Lugo era un referente. Los aplausos a estos desmanes, como es lógico, no faltaron entre los propietarios de medios como ABC color, un diario cuyas notas y editoriales fueron difundidos con entusiasmo por la izquierda latinoamericana, cuando nosotros advertíamos que la derecha se reía de la izquierda. Ver:
www.abc.com.py/2008-11-06/articulos/466866/la-gente-esta-harta-de-los-alborotadores
La pregunta que se impone es, ¿estarían dispuestos los militantes de izquierda, Joel Cazal o Prensa Latina a reproducir y difundir la línea de su editorial de hoy?
No pasó mucho tiempo para que sea militarizado el departamento de San Pedro y sean denunciadas torturas.
ADJUNTADO: REPUDIO INTERNACIONAL A LA REPRESIÓN EN PARAGUAY
Solidaridad con el pueblo paraguayo
-Apoyo incondicional de la CTA al movimiento popular en Paraguay-
La Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) expresa hoy su solidaridad con la jornada nacional de lucha impulsada por el Frente Social y Popular, donde los sectores populares y movimientos sociales, llevan una agenda que tiene que ver con la transformación social donde la prioridad es la justa distribución de la riqueza.
En ese marco, la violencia del viejo y caduco aparato del Estado, se viene ensañando desde hace más de sesenta años con los trabajadores y campesinos.
Una vez más la represión por parte de la Policía Nacional, la complicidad del Poder Judicial y particularmente la Fiscalía general del Estado han dejado el triste saldo de más de setenta heridos, hombres, mujeres y niños que reclaman medidas contra la pobreza.
Compartimos con uds. la presencia en la calle y la movilización popular buscando una salida que refleje una nueva manera de construir un camino frente a la crisis, en la profundización de la democracia y el cambio de rumbo a partir de la asunción del presidente Lugo.
Asimismo, la CTA repudia la represión, criminalización de la protesta social y violación de los derechos humanos en Paraguay. Ya jamás podrá ser silenciada la marcha que ha elegido la mayoría del pueblo.
Por eso la Central de Trabajadores de la Argentina hace un llamamiento internacional a apoyar la marcha por la paz y la justicia social en Paraguay y en total apoyo a los movimientos sindicales y sociales que en ese país luchan por una Patria distinta.
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